Trasplante Renal y Micofenolato Mofetilo: Claves para una Recuperación Exitosa
El trasplante de riñón es un procedimiento quirúrgico donde se coloca un riñón sano de un donante (vivo o fallecido) a una persona cuyos riñones han dejado de funcionar. Este procedimiento es el más usado para el tratamiento de la insuficiencia renal y la enfermedad renal crónica y terminal.
Hay tres modalidades de trasplante renal: el procedimiento que involucra un riñón de un donante fallecido, el trasplante con donante vivo y el trasplante preventivo. Este tratamiento se considera la opción más frecuente para tratar la insuficiencia renal, así como la enfermedad renal crónica y terminal.
El proceso de evaluación para determinar la idoneidad de un riñón donado implica una serie de etapas. En primer lugar, se realiza la determinación del grupo sanguíneo, siendo preferible que el riñón provenga de un donante con un tipo de sangre compatible o similar al del receptor.
Si se confirma la compatibilidad del grupo sanguíneo, se procede con una prueba conocida como tipificación de antígenos leucocitarios humanos, la cual analiza marcadores genéticos para evaluar la durabilidad potencial del riñón trasplantado. La compatibilidad en esta prueba sugiere una menor probabilidad de rechazo del órgano por parte del receptor.
Finalmente, se realiza la prueba cruzada, en la que se mezclan pequeñas muestras de sangre del donante y del receptor para determinar si los anticuerpos en la sangre del receptor pueden reaccionar contra antígenos específicos presentes en la sangre del donante.
Inmunosupresión y Trasplante Renal
Los dos principales riesgos del trasplante renal son las complicaciones directamente asociadas a la cirugía, y él rechazo del órgano.
Después de un trasplante renal, se requiere un tratamiento para controlar la respuesta inmunológica del receptor y prevenir el rechazo del órgano. Por lo general, este tratamiento es de larga duración y utiliza una combinación de varios medicamentos.
Esta terapia de inducción implica el uso de medicamentos inmunosupresores durante el trasplante renal o previamente a la sustitución del órgano, con el fin de garantizar la supervivencia tanto del injerto como del paciente al reducir la incidencia de episodios de rechazo agudo.
En los últimos tiempos, se han creado fármacos más efectivos para prevenir el rechazo agudo, como el Micofenolato de mofetil, la ciclosporina Neoral, el tacrolimus y el sirolimus, lo que ha facilitado el desarrollo de diversas combinaciones y beneficios para tratar el rechazo del injerto.
El tratamiento con Micofenolato de mofetilo debe ser iniciado y supervisado por especialistas debidamente cualificados en trasplantes; se administra por vía oral y suele iniciarse en las 72 horas siguientes al trasplante.
La dosis recomendada en trasplantes renales en pacientes adultos es de 1 g administrado dos veces al día, es decir, 2 g de dosis diaria total.
Para población pediátrica en edades entre 2-18 años, es de 600 mg/m2. En este caso, el Micofenolato de Mofetilo se administra por vía oral dos veces al día, con una dosis máxima de 2 gramos diarios. Se recomienda prescribir los comprimidos de Micofenolato de Mofetilo sólo a pacientes cuya superficie corporal supere los 1,5 m2, los cuales deben recibir una dosis de 1 gramo dos veces al día (2 gramos en total al día). Dado que ciertas reacciones adversas son más frecuentes en este grupo de edad en comparación con los adultos.
Investigaciones, Precauciones y Efectos Adversos del Micofenolato Mofetil.
Las investigaciones y ensayos clínicos sugieren que el Micofenolato posee un mayor poder inmunosupresor que, por ejemplo, la Azatioprina. Asimismo, resulta eficaz para reducir el riesgo de pérdida del injerto y el rechazo agudo.
Además, el Micofenolato es capaz de inhibir la formación específica de anticuerpos, así como la proliferación muscular de los vasos, de fibroblastos y células endoteliales, factores patogénicos asociados a la arteriopatía del rechazo crónico de aloinjertos.
Entre los efectos adversos más identificados están las complicaciones gastrointestinales, hematológicas e infecciosas; las cuales pueden presentarse mediante síntomas como diarreas, dolor abdominal, náuseas, vómitos, anemia, leucopenia e infecciones oportunistas.
Las precauciones para la administración de este fármaco deben ser estudiadas y analizadas para cada paciente, teniendo en cuenta que su indicación aumenta el riesgo de desarrollar linfomas y otros tumores, especialmente en la piel; por lo que se recomienda limitar la exposición a la luz solar y ultravioleta.
Por otra parte, los pacientes que se encuentran bajo el tratamiento con Micofenolato deben indicar inmediatamente cualquier síntoma y evidencia de infección, contusiones no esperadas y hemorragias. Ante estos y otros síntomas, los especialistas pueden revisar la dosis y solicitar exámenes para reevaluar el tratamiento y asegurar el bienestar del paciente.
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