Fatiga visual digital: por qué duelen tus ojos

En los últimos años, las pantallas se han convertido en una extensión de nuestra vida. Desde el trabajo frente al computador hasta el entretenimiento en el móvil o las largas sesiones de series, pasamos más de 7 a 9 horas diarias frente a dispositivos electrónicos.
Este estilo de vida digital ha traído beneficios, pero también un reto creciente para nuestra salud: la visión.
La llamada fatiga visual digital, el síndrome del ojo seco y la miopía progresiva son algunos de los problemas que más han aumentado en la población, afectando tanto a adultos como a niños.
Ardor, enrojecimiento, visión borrosa, lagrimeo excesivo o dolor de cabeza son síntomas que millones de personas experimentan a diario sin entender del todo por qué. En este artículo explicamos, de manera sencilla, qué ocurre dentro de los ojos cuando aparecen estas molestias y cómo podemos prevenirlas.
Fatiga visual digital: cuando los músculos oculares se agotan
El ojo, al igual que cualquier otra parte del cuerpo, tiene músculos que trabajan constantemente. El músculo ciliar, encargado de ajustar el enfoque, se mantiene contraído cuando fijamos la vista en objetos cercanos, como la pantalla del computador o del teléfono.
Si pasamos horas en esa posición, el músculo no descansa y termina fatigado. El resultado es la conocida fatiga visual digital, que se manifiesta con:
- Visión borrosa después de leer o trabajar frente al monitor.
- Dificultad para enfocar de cerca a lejos (por ejemplo, tras cerrar el portátil mirar la calle puede costar unos segundos).
- Dolor de cabeza, sobre todo en la zona frontal o alrededor de los ojos.
Ojo seco: la lágrima que no alcanza
La superficie ocular está recubierta por la película lagrimal, formada por tres capas: acuosa, lipídica y mucosa. Juntas mantienen el ojo húmedo, protegen la córnea y permiten ver con nitidez.
Cuando usamos pantallas, parpadeamos hasta un 60 % menos de lo habitual. Esto interrumpe la distribución uniforme de la lágrima y favorece que se evapore más rápido. El ojo queda expuesto y empiezan las molestias.
Los síntomas más frecuentes son:
- Ardor o picazón.
- Lagrimeo excesivo paradójico: el ojo, al detectar sequedad, produce lágrimas “reflejas” que no lubrican bien.
- Sensación de arenilla o de que “hay algo en el ojo”.
- Enrojecimiento y visión intermitente borrosa.
En casos prolongados, el ojo seco puede incluso dañar la córnea y aumentar la sensibilidad a la luz.
Irritación ocular: cuando la conjuntiva se inflama
La conjuntiva es la fina membrana que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados. Es muy sensible y, cuando la superficie ocular está seca o expuesta a luz intensa, se inflama con facilidad.
Esto provoca la llamada irritación ocular, que se percibe como:
- Ojos rojos y aspecto cansado.
- Sensación de calor o picor constante.
- Incomodidad que aumenta al leer o usar el móvil.
A diferencia de una conjuntivitis infecciosa, aquí no suele aparecer secreción espesa amarillenta. La molestia está ligada al ambiente y al uso prolongado de pantallas.
Miopía progresiva: el precio de mirar siempre de cerca
Uno de los efectos más preocupantes de la vida digital es el aumento de la miopía progresiva, sobre todo en niños y adolescentes.
Cuando los ojos pasan demasiado tiempo enfocados en objetos cercanos, se estimula un alargamiento del globo ocular. Así, la imagen se forma delante de la retina en lugar de sobre ella, y la visión de lejos se vuelve borrosa.
Los síntomas más frecuentes son:
- Dificultad para distinguir letras o carteles lejanos.
- Tendencia a entrecerrar los ojos para enfocar mejor.
- Fatiga visual al mirar a distancia después de usar dispositivos.
Los especialistas alertan que, de seguir la tendencia, la miopía será una de las principales causas de discapacidad visual en las próximas décadas.
Cómo aliviar y prevenir estas molestias
Aunque el uso de pantallas es inevitable, hay medidas sencillas que pueden ayudar a reducir los síntomas:
- Aplicar la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar un objeto a 6 metros de distancia durante 20 segundos.
- Parpadear de manera consciente y descansar los ojos con pausas breves.
- Mantener una correcta distancia con las pantallas (mínimo 50 cm del computador y 30 cm del móvil).
- Usar filtros de luz azul o ajustar el brillo y contraste de los dispositivos.
- Pasar tiempo al aire libre, especialmente en el caso de los niños, ya que la luz natural es un factor protector frente a la miopía.
El apoyo de productos especializados
Además de los hábitos, en muchas ocasiones es necesario un apoyo adicional para aliviar los síntomas:
Para aliviar y prevenir las molestias visuales asociadas al uso prolongado de pantallas, existen productos especializados que resultan muy útiles.
Entre ellos se incluyen: lágrimas artificiales sin conservantes, que hidratan y estabilizan la película lagrimal; sprays o compresas oculares, que ayudan a reducir la irritación y el enrojecimiento; y suplementos con omega-3 y caroteno que favorecen la salud de la retina y protegen frente al daño oxidativo.
Además de estos productos, ciertos nutrientes y alimentos son clave para mantener la salud visual. Las verduras de hoja verde como espinaca y kale ayudan a proteger la retina de la luz dañina, mientras que la vitamina A, esencial para la visión nocturna, se encuentra en zanahorias, camote y calabaza.
Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados como salmón y sardinas, contribuyen a la lubricación ocular y reducen el riesgo de ojo seco. Complementar la dieta con frutas ricas en vitamina C y vitamina E también ayuda a proteger los ojos del estrés oxidativo y mantenerlos sanos a largo plazo.
En Biofar contamos con distintas opciones de productos para el cuidado ocular, disponibles online, que pueden ser aliados valiosos en la rutina diaria de quienes pasan muchas horas frente a pantallas.
Una mirada consciente
La vida digital no tiene vuelta atrás, pero eso no significa resignarse a vivir con molestias visuales. Conociendo qué pasa en nuestros ojos y reconociendo los síntomas tempranos, podemos actuar a tiempo y prevenir complicaciones mayores.
La visión es el sentido que más utilizamos para interactuar con el mundo. Cuidarla es una inversión en calidad de vida, y pequeños cambios de hábito, sumados a los productos adecuados, pueden marcar una gran diferencia.
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