El verano y la salud: cómo disfrutar del Sol sin riesgos.
El verano es sinónimo de alegría. Es la temporada de días largos, cielos despejados y esa sensación de libertad que inspira vacaciones, aventuras al aire libre y momentos inolvidables con familia y amigos. Sin embargo, detrás de esta postal idílica, el calor extremo y la alta exposición al sol pueden convertirse en enemigos silenciosos para nuestra salud.
En regiones como América del Sur, y especialmente en Chile, el verano no solo trae temperaturas elevadas, sino también altos niveles de humedad y radiación ultravioleta (UV), factores que pueden causar desde molestias temporales hasta problemas serios de salud. Tomar precauciones es clave para que esta temporada se mantenga mágica y libre de complicaciones. ¿Sabes cómo protegerte del calor y el sol? Aquí te lo contamos.
¿Cómo impacta el calor en la salud?
Durante el verano, las altas temperaturas favorecen la aparición de diversas enfermedades que afectan nuestro bienestar. Entre las más comunes se encuentran las estomacales, respiratorias, de la piel y problemas ocasionados por picaduras de insectos.
Deshidratación:
La pérdida de agua y sales, debido a la sudoración excesiva y al poco consumo de líquidos, puede provocar agotamiento y fatiga por calor; lo que podría manifestarse en desmayos, agitación, confusión y convulsiones. Toma abundante agua mientras te expones al calor, sobre todo si te encuentras fuera de casa y realizando actividades físicas.
Enfermedades estomacales.
Las enfermedades infecciosas, como gastroenteritis y diarreas, son habituales en esta época debido al consumo de alimentos crudos, en descomposición o en mal estado. Las altas temperaturas aceleran la proliferación de bacterias y la descomposición de los alimentos, aumentando el riesgo de contagio. Para prevenir estas enfermedades, es fundamental lavar bien las manos antes de comer y después de ir al baño, consumir alimentos frescos y preparados en lugares higiénicos.
Enfermedades respiratorias.
Afecciones como faringitis, bronquitis y otitis son comunes durante el verano, muchas veces provocadas por cambios bruscos de temperatura, como pasar del calor extremo a espacios con aire acondicionado. Recomendamos evitar exposiciones prolongadas a temperaturas drásticas y proteger las vías respiratorias en ambientes fríos.
Enfermedades de la piel.
Las quemaduras solares son frecuentes debido a la exposición prolongada al sol sin protección adecuada, especialmente en horarios críticos (12:00 a 16:00). Otra afección común es la micosis, causada por hongos que proliferan en ambientes cálidos y húmedos; por lo que es esencial usar bloqueador solar adecuado, evitar el sol en las horas de mayor intensidad, mantener la piel seca y limpia, y utilizar productos dermatológicos apropiados.
Picaduras de insectos.
Los insectos, como los mosquitos, aumentan su actividad en verano y pueden transmitir enfermedades graves como el dengue. Para reducir los riesgos, es importante eliminar agua estancada, fumigar en lugares propensos a su aparición y usar repelentes efectivos.
Golpe de calor: cómo reconocerlo y prevenirlo.
Cuando el cuerpo no puede regular su temperatura interna ni disipar el exceso de calor, aumenta significativamente el riesgo de padecer un golpe de calor o agotamiento térmico. El esfuerzo que realiza el organismo para enfriarse somete al corazón y a los riñones a una sobrecarga, lo que puede agravar problemas de salud preexistentes.
Principales síntomas del golpe de calor:
Temperatura corporal alta (40 C) o más.
Alteración del estado mental y el comportamiento (confusión, agitación, dificultad del habla, irritabilidad, delirios, convulsiones).
Cambios en la sudoración (piel caliente y seca).
Náuseas y vómitos.
Agitación de la respiración.
Ritmo cardíaco acelerado.
Dolor de cabeza.
¿Cuáles son los grupos más vulnerables al calor?
Las altas temperaturas afectan de manera más severa a niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, debido a su limitada capacidad para regular la temperatura corporal.
Las personas con enfermedades crónicas, como diabetes, afecciones cardiovasculares o respiratorias, también son especialmente vulnerables. Estas patologías pueden dificultar la respuesta del organismo al calor, agravarse por la deshidratación o incluso complicar el funcionamiento de órganos vitales como el corazón y los riñones.
Asimismo, los trabajadores que realizan actividades físicas intensas al aire libre, como los agricultores y obreros de la construcción, enfrentan un riesgo elevado de insolaciones y deshidratación.
¿Cómo medir la humedad y las radiaciones UV?
Monitorear la humedad y los niveles de radiación UV es crucial durante el verano para proteger la salud ante las altas temperaturas. Te facilitamos herramientas accesibles para obtener esta información fácilmente.
La humedad relativa puede consultarse a través de los partes meteorológicos, como los de la Dirección Meteorológica de Chile (MeteoChile), o aplicaciones móviles como Google Weather, AccuWeather y Weather Underground, que ofrecen datos actualizados.
Es importante saber que una humedad superior al 70% aumenta la sensación de calor y favorece problemas respiratorios y cutáneos, mientras que niveles inferiores al 30% pueden provocar sequedad y deshidratación.
El índice UV también está disponible en los partes meteorológicos y apps como UV Lens y Solar Alert. Estas herramientas brindan recomendaciones para protegerse según el nivel de radiación.
Los niveles de radiación UV se clasifican en una escala de riesgo. De 3 a 5 se considera moderado, pero requiere gafas de sol y sombra. Los niveles 6 a 7 son altos y exigen bloqueador solar y limitar la exposición. Por encima de 8, el riesgo es muy alto y se recomienda evitar el sol entre las 10:00 y 16:00, usar ropa protectora y sombreros.
Los días más peligrosos son los de alta humedad (70%+) y calor extremo (30 °C o más), ya que aumentan el riesgo de golpes de calor y problemas respiratorios.
¿Cómo evitar afecciones durante la época de calor?
Mantén tu cuerpo hidratado.
La deshidratación es una de las afecciones más frecuentes durante el calor. Para prevenirla, es esencial beber abundante agua durante el día, incluso si no sientes sed. Puedes optar por infusiones frías, jugos, aguas saborizadas con frutas o bebidas refrescantes como limonadas naturales. Frutas como la sandía, el melón, la naranja y la piña tienen un alto contenido de agua y son excelentes aliadas para mantenerte hidratado.
Protege tu piel del sol.
La exposición al sol sin la protección adecuada puede causar quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel e incluso aumentar el riesgo de cáncer. Usa un protector solar con un factor de protección (SPF) de al menos 30 y aplícalo cada dos horas, especialmente si estás al aire libre. Además, después de la exposición solar, el gel de aloe vera es ideal para refrescar y calmar la piel irritada. Mantén cremas hidratantes a mano para prevenir la resequedad causada por el sol. También puedes usar toallitas húmedas para limpiar y refrescar el rostro y el cuerpo en días calurosos.
Evita la exposición en horarios de alto riesgo.
Entre las 12:00 y las 18:00, la radiación ultravioleta alcanza niveles peligrosos. Durante este periodo, procura permanecer en interiores o en zonas con sombra. Si necesitas salir, utiliza ropa adecuada como prendas holgadas, de colores claros y que cubran gran parte del cuerpo.
Alimentación fresca y ligera.
El calor afecta la digestión, por lo que es preferible optar por comidas ligeras y frescas. Incluye en tu dieta frutas con alto contenido de agua como sandía, melón, durazno, kiwi y pepino, que también aportan vitaminas esenciales. Las ensaladas y verduras frescas son una opción ideal, ya que ayudan a mantenerte hidratado y proporcionan energía sin sobrecargar el organismo.
Descanso y cuidado en interiores.
Mantener los espacios ventilados y frescos también es importante. Usa ventiladores o aire acondicionado para bajar la temperatura y, si es posible, cierra las cortinas en las horas más calurosas para evitar que el calor se acumule en casa. Descansar en espacios frescos y tomar siestas cortas pueden ayudar a que el cuerpo se recupere del calor extremo.
Nos despedimos dejándote la receta de Malibu Limonade, un exquisito y refrescante cóctel para este verano. ¡Disfruta!
Ingredientes:
50 ml de Malibu.
100 ml de limonada.
Hielo (llena un vaso alto).
Preparación:
Comenzamos llenando nuestro vaso alto con el hielo y añadimos ¾ onzas de Malibu. Añadimos media onza de limonada (jugo de limón) y para finalizar, completamos con agua con gas. Puedes decorar con una rodaja de limón o combinar con frutas como la piña, naranja, sandía o arándanos.
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